sábado, enero 29, 2005

Historia Séptima

Cuando escuché la llamada por el altavoz supe que era tarde para volver atrás. Me subí en el avión con la esperanza de dejar atrás el dolor. Quizás estaba mintiéndome a mi mismo al creer que alejarme evitaría que pensara en lo que había hecho. "No, huir no resolverá las cosas" me decía, "Pero si no lo haces tu vida será un infierno" me respondía, "No, yo no soy así". Al poco rato me tranquilicé y me arrellané en el asiento que me asignó la amable azafata. La pelea que habíamos tenido, mi novia y yo, realmente me había alterado. ¿Tenía acaso ella razón? ¿Me había vuelto, en verdad, un ser frio y codicioso como ella aseveraba? Bueno, le concedo que últimamente trabajo en demasía pues creo que debo alcanzar la fortuna antes de que mis buenos años pasen ¿pero, de ahí a no tener sentimientos? Tampoco creo que ella actuara correctamente, no, en lo absoluto, al agredirme de esa manera. Ahora es tarde para remediarlo, ella no me escucharía si le intentara explicar que no era mi intención hacerle daño. Quisiera decirle que yo no soy asi, que fue esa estúpida pelea la que me provocó esa reacción. Quisiera... pero no, no podré hacerlo, pasarán semanas antes de que alguien la eche de menos y para entonces yo estaré ya en otro lugar, con otra vida. Pero ha sido suficiente para mi, esta vez si será diferente y me prometo a mi mismo que no lo volveré a hacer aunque esta promesa la haya hecho al menos diez veces antes ¿O serán once? La memoria me traiciona, ha pasado tanto desde la primera vez que ya casi no recuerdo cuantas veces van ni tampoco en donde las he dejado enterradas. Una miríada de pensamientos funestos se hicieron presentes hasta colapsar en un solo y desvanecerse haciéndome dormir. Al despertar y mirar por la ventana observé el amanecer de mi nueva tierra y pensé "si señor, todo va a estar bien, después de todo, yo no soy asi".

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