miércoles, diciembre 22, 2004

Historia Cuarta

Era el cumpleaños de Premo, era un día importante para él pues cumplía su mayoría de edad y sentía que al fin conocería todo aquello de lo que se estaba perdiendo por no tener la edad suficiente. Su padre lo llamó tan pronto se levantó y le dijo:
- Hijo ¿recuerdas el asunto del que hablamos ayer ?
- Lo recuerdo ¿que hay sobre eso ? - contestó parcamente.
- Bueno, verás, te he traido estos folletos...
- Pero papá ¿No puede esto esperar un poco? tengo que verme con unos amigos - interrumpió Premo.
- No - dijo el padre muy serio - tienes que verlo ahora, esto no es cosa de juego, has vivido mucho tiempo sin ella y creo que es importante que la escojas tan pronto como te sea permitido. Si seleccionas bien, podrías tenerla por el resto de tu vida. Tus amigos te sabrán esperar unos minutos.
- ¿De qué hablas, papá ? si tú la cambias prácticamente cada año y para una persona de tu edad, son muchísimos cambios! - respondió sonriendo.
- No te hagas el gracioso muchacho, eso se debe a que nunca han cumplido lo que han ofrecido. Muchas te ofrecen que te harán la vida más sencilla, otras que con ellas tienes tu futuro económico y romántico asegurado, y otras hasta te prometen que hablarás con los animales, pero la única manera de saberlo es adquirir una y probar. Piensa en la ventaja que tenemos hoy, hijo, antes, al nacer te la imponían y tenías que, en el mejor de los casos, reconsiderarlo ya en tu adultez y si la cambiabas eras mal visto por toda la sociedad. Hoy puedes tú hacer la elección en tu mayoría de edad y si no te gusta durante tiempo de prueba que te ofrecen pues la desechas y pruebas otra. Hay una amplia gama de donde escojer. ¿Que dices?
- Bueno, estoy con prisa, déjame los folletos por ahi que al volver los leeré, pero sinceramente ... no sé qué apuro tienes en que escoja una religión.

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