martes, diciembre 14, 2004

Historia Segunda

Iba yo sentado a la izquierda de un arbusto, en dirección hacia la nada, cuando de pronto sale del agua un pequeño mamút. ¿Que hará solo este mamut? - me pregunté - Este sitio es peligroso y podría perderse. Ven - le dije - te ayudaré a buscar a tu camada. Y caminamos juntos por el sendero pedregoso y húmedo de la nada. El sol resplandecía y casi no sentía el dolor que me causaba haber dejado mi cómodo arbusto. No muchos grados después nos encontramos otro mamút que al parecer conocía al primero, debo decir, en honor a la verdad, que solo parecía que se conocían pues es bien sabido que los mamuts no son expertos en el arte de hablar, asi que no podía mas que suponerlo. Le entregué mi recién adquirido mamut a éste nuevo y me alejé contento de haber hecho mi buena acción del día. De vuelta en el arbusto, no dejaba de pensar en si habría hecho lo correcto. Después de todo, quizás ese mamut, era yo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

oye ufano no estaras poseido?o de pronto ojeado por eso escribes tantas estupideces... pero no te preocupes aqui tengo tu antidoto.w============>.. solo hay que pasartelo por todo el cuerpo .. R .V.A